viernes, 1 de marzo de 2013

La Obsolescencia Programada


OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

Los artículos tienen un ciclo de vida natural, desde su fabricación hasta su obsolescencia y caducidad, sea por agotamiento, o por descompostura irreparable.

El video-documental relata la historia de la obsolescencia programada, desde sus orígenes en 1920 cuando se formó el primer cártel para limitar la vida útil de las bombillas eléctricas.

Se entiende por obsolescencia programada a la fecha de caducidad impuesta por los fabricantes para acortar el ciclo de vida de sus productos, la consideran el motor de nuestra sociedad de consumo, para incrementar el consumo porque, como lo publicaba en 1928 una revista norteamericana, “un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios”.

La obsolescencia programada hace referencia a esta caducidad deliberada o al recorte premeditado de la vida de un producto para incrementar su consumo, concebida desde su diseño por el fabricante para que las cosas no duren más allá del tiempo deseado por ellos mismos. Esta caducidad se puede programar utilizando materiales mas frágiles, menos duraderos, o incluso introduciendo circuitos integrados con contadores que limitan el uso de un artículo hasta un determinado número de veces.

Este es un hecho que nunca será reconocido por los fabricantes, pero que ha calado y forma parte de nuestra actual sociedad de consumo actuando como motor de la misma, creando una economía de crecimiento para satisfacer nuestras necesidades, un estilo de vida despilfarrado en países avanzados.
Como consumidores nos hemos habituado a que las cosas cada vez duran menos. Hace muchos años cuanto más resistente al paso del tiempo era un producto, mayor era la valoración obtenida por los consumidores, mayor prestigio para la marca. Pero las cosas han cambiado, desde que los fabricantes empiezan a concebir un nuevo modelo económico y productivo no basado en la durabilidad.

La Sociedad y mentalidad de los consumidores ha cambiado, controlando al consumidor para comprar más. Empezamos a colocar en valor, a otras cualidades de los productos, más basadas en el consumismo y en la moda que en las cualidades de duración, dejando a un lado valores como la resistencia al tiempo de los artículos. Adquirimos artículos no siempre tanto por necesidad como a veces por puro consumismo.

La obsolescencia programada, va más allá de lo que es una simple moda. Es una conceptualización deliberada por los fabricantes para crear artículos de menos calidad, acortando su vida útil, diseñados deliberadamente para que fallen, para que duren menos con el fin de fomentar el consumismo. Cuando un producto dura menos, más fácilmente tendrá que ser repuesto por otro en el mercado.

Es así como nace la cultura de usar, tirar y comprar. Desapareciendo la cultura de reparar. En la actualidad es más sencillo, en ocasiones más económico sustituir un aparato deteriorado que repararlo.

En 1924 el Cartel Phoebus, fue fundado para controlar la venta de las bombillas a nivel mundial. Creó el “Comité de las 1000 horas de Vida” para reducir técnicamente la vida útil de las bombillas y de esta manera, consiguieron enriquecerse mediante lo que más adelante se denomino como la Obsolescencia Programada. Phoebus creó una complicada burocracia para imponer sus reglas. Los fabricantes eran multados severamente si se desviaban de los objetivos marcados.

Tras la crisis de Wall Street en 1929, con una sociedad de consumo frenada y la recesión económica, Bernard London introdujo el concepto de obsolescencia programada y de manera obligatoria proponía poner fecha de caducidad a los productos. "Esto animaría el consumo y la necesidad de producir mercancías", se pensaba que era una idea genial, las fábricas continuarían produciendo, la gente seguiría comprando y todo el mundo tendría trabajo, reduciendo la depresión económica. No se puso en práctica.
En los años 50’s. El diseñador industrial Brooks Stevens sentó las bases de esa obsolescencia programada: "Es el deseo del consumidor de poseer una cosa un poco más nueva, un poco mejor y un poco antes de que sea necesario". Ya no se trata de obligar al consumidor a cambiar de tecnologías, sino de seducirlo para que lo haga.

Todo esto se acentúa en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, favorecido sin duda por el crecimiento de las economías en los países desarrollados. Pese a los ciclos de crisis habituales, el crecimiento económico en este período en estos países ha sido más o menos continuo. Favoreciendo el sostenimiento de un sistema económico basado en el agotamiento y la explotación de los recursos y cuyo motor ha sido la obsolescencia programada. Todas las grandes empresas utilizan técnicas como estas para obligarnos a comprar cada cierto tiempo.

Sin embargo, basar la economía en el consumismo, también tiene contrapartidas negativas. Entre ellas, el agotamiento de los recursos, y la generación de residuos. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, necesitamos 1,44 planetas como el planeta Tierra para mantener nuestro actual nivel de vida en el futuro. Estamos agotando los recursos que la naturaleza nos da, y lo peor en menos de un siglo.

La crisis actual está poniendo de manifiesto el agotamiento de este modelo expansivo tal y como lo hemos conocido. No podemos seguir progresando de esta manera. Este crecimiento es absolutamente insostenible. Algo tiene que cambiar. Debemos buscar otros nuevos modelos de crecimiento que no se basen en el agotamiento y explotación de los recursos naturales y también de las personas.

El mismo video muestra las consecuencias medio ambientales derivadas de esta práctica. Es algo increíble que  empresas utilizan lo que ya no sirve, y lo envían al Tercer Mundo, en lo que conocemos como "chatarra digital", ensuciando y contaminando.

Afortunadamente, existen fabricantes que empiezan a ser conscientes de esta realidad, ya existen propuestas de productos económicos y más duraderos, biodegradables  y con una longevidad alta, que consumen menos energía, que utilizan materiales reciclados. Este es uno de los caminos para encontrar modelos de economía sostenible.

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